doiz
2014
Trampantojo
El trampantojo pretende engañar, aunque sea fugazmente, al espectador. Y asombrarle con algún tipo de ilusión óptica. Una trampa para el ojo que dura lo que dura, hasta que nos damos cuenta de la sustitución de lo real, falseado para la ocasión. La traducción directa de esta palabra del francés es engañar al ojo (trompe-l´oeil) en un juego que se aprovecha de la arquitectura del espacio, prolongándose en una irrealidad pintada. Pero no olvidemos que el trampantojo no sólo se utiliza en la pintura, sino que es de vital importancia en el cine y en el teatro. También en el grafitti. Y en la cocina.
Trampantojo, se ocupa en crear una piel artificial que trabaja sobre la memoria viva del lugar, que se está renovando desde hace décadas en la antigua fábrica de Tabacalera. Esta cobertura que muda, estas paredes que llevan soportando tantas exposiciones—y las que le quedan- están en constante mutación. Es una piel viva que, como las de las serpientes, se pela y se cae y aparece nueva de tiempo en tiempo (un tiempo siempre
establecido, entre una exposición y la siguiente). Y aunque aqui la norma es que no se repinta, tiene que llegar Doiz para repintar el lugar, su espacio, haciéndolo así propio e intentando engañar al ojo del espectador que mira su trabajo.
Miren Doiz se enfrenta al espacio de Tabacalera, en sus propias palabras, “de una manera bastante clásica, puesto que precisamente voy a tratar de representar, por medio de la pintura, casi un estadio anterior del espacio y para ello voy a usar la mímesis. . . voy a tratar de devolver al espacio su anterior aspecto... es un lugar al que la degradación y el paso del tiempo han dotado de una pátina muy singular. .."
Representación, espacio, identidad, y una vez más, escenografía. Y como novedad en este trabajo de Doiz, el camuflaje del espacio físico, su piel falsa y real, el paso del tiempo sobre las paredes de este lugar tan especial.
2019